Si pensamos que unos Juegos Olímpicos fomentan el espíritu deportivo y contribuyen a hacer que la población se levante y practique más deporte, puede que estemos equivocados. Es la conclusión que defiende una estadística realizada por Sport England, organización dedicada a fomentar la participación deportiva y que ha sido publicada esta misma semana: los británicos practicaron durante el último año mucho menos deporte que en los años que antecedieron a las Olimpiadas. Muchos han interpretado dichos datos de manera crítica, ya que sugieren que el Gobierno inglés y otras organizaciones deportivas no han sido capaces de aprovechar el impulso de los Juegos Olímpicos para conseguir que la población realice más deporte.
En concreto, los datos apuntan que un año después de la celebración de los Juegos Olímpicos, 20 de los 29 deportes analizados mostraban unas cifras de participación inferiores a las de el año inmediatamente anterior, que fue el que precedió la cita olímpica. Además, la cantidad de personas que hacían media hora de ejercicio al día descendió también en 100.000 personas, una tendencia que se acentuó a partir de octubre, seguramente como consecuencia del mal tiempo.
El deporte cuya práctica más ha descendido ha sido el fútbol, con un 11,7%, que ahora se sitúa en el tercer lugar de los más practicados justo por debajo del atletismo y la natación, que tienen la ventaja de ser dos de los deportes más accesibles para practicar de manera casual. Si hay un deporte que ha aumentado sensiblemente durante ese período es precisamente el atletismo, que ha crecido hasta un 25% en Inglaterra y todo un 50% en Gales e Irlanda del Norte. Las estadísticas muestran que muchos niños se apuntaron durante ese período a la práctica de dicho deporte. Además, las mujeres que se dedican al boxeo se han doblado durante los últimos años, como influencia del gran éxito de la boxeadora inglesa Nicola Adams.
Aunque pueden existir otras variantes que expliquen esta tendencia, como es el tiempo climatológico o la crisis económica, resulta llamativo que en un país que ha albergado unas Olimpiadas se detecte esta falta de entusiasmo deportivo. Durante los últimos años, la participación deportiva de los ingleses había aumentado sensiblemente, y hasta un nuevo medio millón de personas habían comenzado a practicar deporte entre octubre de 2011 y la celebración de los Juegos Olímpicos. Un crecimiento que se sitúa en consonancia con el crecimiento de más de un millón y medio que se había identificado desde el año 2005, y que hace aún más preocupantes los nuevos datos. Sin embargo, Nick Bitel, director de Sport England, relativiza la importancia de estas estadísticas y recuerda que no hay que fijarse en un único año sino esperar hasta que pase un tiempo. Además, añadía Bitel, el sensible crecimiento de los años previos todavía seguía vigente.
Unos datos politizados por la oposición
El ministro del partido laborista Clive Efford ha manifestado su preocupación por los datos, y declaró que estos representan “la incapacidad del gobierno de aprovechar el legado olímpico”. Como indicaba, “debería haber existido un significativo aumento de la participación después de las Olimpiadas. No es aceptable explicar estos malos datos aduciendo simplemente que ha sido un año de mal tiempo”. Efford ha criticado en repetidas ocasiones que no ha existido un plan bien fedinido por parte del gobierno inglés para aprovechar el posible impulso originado por las Olimpiadas.
“Mientras cualquier tipo de incremento es bienvenido”, indica refiriéndose a los 150 millones de libras invertidos en escuelas primarias, “estos datos muestran que estamos fracasando a la hora de inspirar a las nuevas generaciones de jóvenes para que se impliquen en el deporte. El gobierno ha fracasado a la hora de planearse con tiempo. Muestran su absoluta incapacidad para crear un legado”, proseguía Efford. Sin embargo, como recuerdan las estadísticas, por lo general los Juegos Olímpicos no suelen alterar de manera significativa los hábitos deportivos de una nación en el largo plazo.
En concreto, los datos apuntan que un año después de la celebración de los Juegos Olímpicos, 20 de los 29 deportes analizados mostraban unas cifras de participación inferiores a las de el año inmediatamente anterior, que fue el que precedió la cita olímpica. Además, la cantidad de personas que hacían media hora de ejercicio al día descendió también en 100.000 personas, una tendencia que se acentuó a partir de octubre, seguramente como consecuencia del mal tiempo.
El deporte cuya práctica más ha descendido ha sido el fútbol, con un 11,7%, que ahora se sitúa en el tercer lugar de los más practicados justo por debajo del atletismo y la natación, que tienen la ventaja de ser dos de los deportes más accesibles para practicar de manera casual. Si hay un deporte que ha aumentado sensiblemente durante ese período es precisamente el atletismo, que ha crecido hasta un 25% en Inglaterra y todo un 50% en Gales e Irlanda del Norte. Las estadísticas muestran que muchos niños se apuntaron durante ese período a la práctica de dicho deporte. Además, las mujeres que se dedican al boxeo se han doblado durante los últimos años, como influencia del gran éxito de la boxeadora inglesa Nicola Adams.
Aunque pueden existir otras variantes que expliquen esta tendencia, como es el tiempo climatológico o la crisis económica, resulta llamativo que en un país que ha albergado unas Olimpiadas se detecte esta falta de entusiasmo deportivo. Durante los últimos años, la participación deportiva de los ingleses había aumentado sensiblemente, y hasta un nuevo medio millón de personas habían comenzado a practicar deporte entre octubre de 2011 y la celebración de los Juegos Olímpicos. Un crecimiento que se sitúa en consonancia con el crecimiento de más de un millón y medio que se había identificado desde el año 2005, y que hace aún más preocupantes los nuevos datos. Sin embargo, Nick Bitel, director de Sport England, relativiza la importancia de estas estadísticas y recuerda que no hay que fijarse en un único año sino esperar hasta que pase un tiempo. Además, añadía Bitel, el sensible crecimiento de los años previos todavía seguía vigente.
Unos datos politizados por la oposición
El ministro del partido laborista Clive Efford ha manifestado su preocupación por los datos, y declaró que estos representan “la incapacidad del gobierno de aprovechar el legado olímpico”. Como indicaba, “debería haber existido un significativo aumento de la participación después de las Olimpiadas. No es aceptable explicar estos malos datos aduciendo simplemente que ha sido un año de mal tiempo”. Efford ha criticado en repetidas ocasiones que no ha existido un plan bien fedinido por parte del gobierno inglés para aprovechar el posible impulso originado por las Olimpiadas.
“Mientras cualquier tipo de incremento es bienvenido”, indica refiriéndose a los 150 millones de libras invertidos en escuelas primarias, “estos datos muestran que estamos fracasando a la hora de inspirar a las nuevas generaciones de jóvenes para que se impliquen en el deporte. El gobierno ha fracasado a la hora de planearse con tiempo. Muestran su absoluta incapacidad para crear un legado”, proseguía Efford. Sin embargo, como recuerdan las estadísticas, por lo general los Juegos Olímpicos no suelen alterar de manera significativa los hábitos deportivos de una nación en el largo plazo.
¡Sé el primero en comentar!