Londres 2012 entregó hoy el testigo a Río 2016 en una ceremonia en el Estadio Olímpico de Stratford con canciones de cinco décadas de pop-rock británico, en homenaje a una de las grandes señas de identidad del Reino Unido.
El simbólico apagado del pebetero puso fin a unos Juegos Olímpicos "felices y gloriosos" de Londres al término de una divertida fiesta sin complejos con mucho veterano en la que volvieron a reunirse las Spice Girls, Muse cantó "Survival" y The Who cerró el evento con su himno "My Generation".
Desfilaron coches "retro", motos "mod" y camiones descubiertos, desde los que algunos artistas se dieron un paseo triunfal cantando por el Estadio Olímpico ante más de 80.000 espectadores mientras miles de voluntarios, hasta un total de 4.000, no dejaban de bailar.
Brasil, próximo país anfitrión de los Juegos, también tuvo su espacio y por el escenario de Stratford aparecieron Renato Sorriso, Alessandra Ambrosio y Marisa Monte, en un desfile de samba que recordaba al carnaval de Río de Janeiro.
Como ocurrió el 27 de julio con la inauguración de los Juegos, el espectáculo de esta noche fue un homenaje a la cultura británica, con la presencia de figuras como George Michael, Kate Bush, Queen,Madness, Take That, Pet Shop Boys, Liam Gallagher y Ray Davies, que cantó "Waterloo Sunset" en uno de los momentos cumbre.
Otros fueron la reunión de las Spice Girls, un grupo que en los 90 vendió más de 75 millones de discos y esta noche cantaron desde lo alto de taxis negros londinenses su "Wannabe", y la divertida interpretación de "Always Look on the Bright Side of Life" de la película "La Vida de Brian" con un coro de Bollywood.
Destacó también la "resurrección" de otros destacados iconos musicales británicos fallecidos hace décadas como Freddie Mercury y John Lennon, de los que se escucharon algunas de sus composiciones en el Estadio Olímpico como si estuvieran presentes.
Con las gradas abarrotadas como sucedió en diez días de competiciones de atletismo se exhibieron iconos londinenses como el Big Ben, el "Pepinillo" de Foster o el Puente de la Torre sobre un escenario con papel de periódico en forma de aspas y los colores difuminados de la bandera británica diseñado por Damien Hirst.
Si para la inauguración olímpica se optó por resaltar la historia del Reino Unido, la clausura, diseñada por el coreógrafo Kim Gavin y también con una audiencia potencial de mil millones de personas, fue una exaltación de Londres, desde sus periódicos emblemáticos, sus taxis y sus monumentos hasta su carácter abierto y desenfadado.
La música en vivo acompañó en todo momento la ceremonia, en la que el Estadio Olímpico de Stratford lució espectacular con los colores azul, rojo y blanco de la bandera británica y en la que se cumplieron los requerimientos de la Carta Olímpica.
Mientras el grupo Elbow interpretaba "Open Arms" y "One Day Like This" fue el momento del desfile de los atletas, que llegaron juntos al estadio "como una sola nación" después de que sus abanderados se hiciesen dueños del centro de la pista, despejada ya de símbolos londinenses.
Desde el cielo se apreciaba una bandera británica pero, desde dentro, los deportistas bailaban al término de 17 días de competición con las figuras de Michael Phelps y Usian Bolt engrandecidas y el alivio de las autoridades británicas por el desarrollo sin incidencias del mayor evento deportivo del planeta.
"Han sido unos Juegos alegres y gloriosos", sentenció el presidente del Comité Olímpico Internacional, el belga Jacques Rogge, haciéndose eco del verso del himno británico que, hace unos días, dio nombre al "sketch" de la reina Isabel II saltándose en paracaídas con James Bond.
La fiesta acabó con el pebetero desmontado mientras Take That interpretaba "Rule the World", seguido por los actuales integrantes de The Who cantando "My Generation" entre fuegos artificiales.
En la lista de 30 canciones que sonaron, que será puesta a la venta de inmediato, no faltaron el "Here comes the sun" de los Beatles, "Imagine" de John Lennon, "Bohemian Rapshody" de Queen, "Changes" de David Bowie o "Wonderball" de Oasis, interpretada en el estadio por Liam Gallagher.
El simbólico apagado del pebetero puso fin a unos Juegos Olímpicos "felices y gloriosos" de Londres al término de una divertida fiesta sin complejos con mucho veterano en la que volvieron a reunirse las Spice Girls, Muse cantó "Survival" y The Who cerró el evento con su himno "My Generation".
Desfilaron coches "retro", motos "mod" y camiones descubiertos, desde los que algunos artistas se dieron un paseo triunfal cantando por el Estadio Olímpico ante más de 80.000 espectadores mientras miles de voluntarios, hasta un total de 4.000, no dejaban de bailar.
Brasil, próximo país anfitrión de los Juegos, también tuvo su espacio y por el escenario de Stratford aparecieron Renato Sorriso, Alessandra Ambrosio y Marisa Monte, en un desfile de samba que recordaba al carnaval de Río de Janeiro.
Como ocurrió el 27 de julio con la inauguración de los Juegos, el espectáculo de esta noche fue un homenaje a la cultura británica, con la presencia de figuras como George Michael, Kate Bush, Queen,Madness, Take That, Pet Shop Boys, Liam Gallagher y Ray Davies, que cantó "Waterloo Sunset" en uno de los momentos cumbre.
Otros fueron la reunión de las Spice Girls, un grupo que en los 90 vendió más de 75 millones de discos y esta noche cantaron desde lo alto de taxis negros londinenses su "Wannabe", y la divertida interpretación de "Always Look on the Bright Side of Life" de la película "La Vida de Brian" con un coro de Bollywood.
Destacó también la "resurrección" de otros destacados iconos musicales británicos fallecidos hace décadas como Freddie Mercury y John Lennon, de los que se escucharon algunas de sus composiciones en el Estadio Olímpico como si estuvieran presentes.
Con las gradas abarrotadas como sucedió en diez días de competiciones de atletismo se exhibieron iconos londinenses como el Big Ben, el "Pepinillo" de Foster o el Puente de la Torre sobre un escenario con papel de periódico en forma de aspas y los colores difuminados de la bandera británica diseñado por Damien Hirst.
Si para la inauguración olímpica se optó por resaltar la historia del Reino Unido, la clausura, diseñada por el coreógrafo Kim Gavin y también con una audiencia potencial de mil millones de personas, fue una exaltación de Londres, desde sus periódicos emblemáticos, sus taxis y sus monumentos hasta su carácter abierto y desenfadado.
La música en vivo acompañó en todo momento la ceremonia, en la que el Estadio Olímpico de Stratford lució espectacular con los colores azul, rojo y blanco de la bandera británica y en la que se cumplieron los requerimientos de la Carta Olímpica.
Mientras el grupo Elbow interpretaba "Open Arms" y "One Day Like This" fue el momento del desfile de los atletas, que llegaron juntos al estadio "como una sola nación" después de que sus abanderados se hiciesen dueños del centro de la pista, despejada ya de símbolos londinenses.
Desde el cielo se apreciaba una bandera británica pero, desde dentro, los deportistas bailaban al término de 17 días de competición con las figuras de Michael Phelps y Usian Bolt engrandecidas y el alivio de las autoridades británicas por el desarrollo sin incidencias del mayor evento deportivo del planeta.
"Han sido unos Juegos alegres y gloriosos", sentenció el presidente del Comité Olímpico Internacional, el belga Jacques Rogge, haciéndose eco del verso del himno británico que, hace unos días, dio nombre al "sketch" de la reina Isabel II saltándose en paracaídas con James Bond.
La fiesta acabó con el pebetero desmontado mientras Take That interpretaba "Rule the World", seguido por los actuales integrantes de The Who cantando "My Generation" entre fuegos artificiales.
En la lista de 30 canciones que sonaron, que será puesta a la venta de inmediato, no faltaron el "Here comes the sun" de los Beatles, "Imagine" de John Lennon, "Bohemian Rapshody" de Queen, "Changes" de David Bowie o "Wonderball" de Oasis, interpretada en el estadio por Liam Gallagher.