Ausente la alfombra roja y las vestimentas de lujo, nada mejor que tropezarse con Roger Federer, Kobe Bryant, Usain Bolt o Michael Phelps para comprender que los XXX Juegos Olímpicos tienen razones para palpitar.
No es el Festival de Cannes ni la ceremonia de los Oscar. Hay muchos protagonistas que encajarían en el perfil del séptimo arte, pero a los deportistas ciento por ciento les agrada mostrar sus trajes de competencias cuando están en el ruedo.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante, decía el dramaturgo y novelista irlandés Oscar Wilde, una cita que se antoja como anillo al dedo en la actualidad londinense.
De anillos, además de los cinco olímpicos que cuelgan de modo impactante sobre el Támesis en el mastodóntico puente levadizo del London Bridge Tower, los británicos fantasean con el Señor de los Anillos para la ceremonia inaugural.
Y aterrizan con Harry Potter, James Bond, Sherlock Holmes y Los Beatles, junto a un rosario de eventos bajo la óptica del realizador Danny Boyle.
El asunto es que si bien se agranda el protocolo con el arribo de numerosos jefes de Estado o Gobierno, entre ellos la presidenta de Brasil, Dilma Roussef, como figura de Río de Janeiro-2016, los fans están al borde de la histeria.
No todos los días andan en un mismo territorio el astro suizo del tenis Federer, el relámpago jamaicano Bolt (abanderado de su país), los fuera de serie del basquetbol Bryant y LeBron James, y el tritón Phelps, los últimos tres estadounidenses.
Otros que aún no se dejaron ver, como el cubano Dayron Robles, el chino Liu Xiang y el estadounidense Aries Merrit, a priori los astros de los 110 metros con vallas, que le hará competencia al archipopular hectómetro.
Neymar, el brasileño que marcará época en el fútbol, Teddy Riner, cinco veces monarca mundial de los superpesados del judo apuesta de Francia, y los tenistas Novak Djokovic (Serbia), Andy Murray (Gran Bretaña y María Sharapova (Rusia), por el firmamento.
Sin trajes especiales como antaño, las expectativas de primacías mundiales en la natación son limitadas, salvo las probables proezas de Phelps, un Centro Acuático de belleza notable y la nueva pléyade con perspectivas para Brasil también.
Entre latidos de ansiedad e interrogantes por lo que serán los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2012, quedan márgenes de dudas.
Como diría William Shakespeare, las improvisaciones son mejores cuando se las prepara.
Veremos.
No es el Festival de Cannes ni la ceremonia de los Oscar. Hay muchos protagonistas que encajarían en el perfil del séptimo arte, pero a los deportistas ciento por ciento les agrada mostrar sus trajes de competencias cuando están en el ruedo.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante, decía el dramaturgo y novelista irlandés Oscar Wilde, una cita que se antoja como anillo al dedo en la actualidad londinense.
De anillos, además de los cinco olímpicos que cuelgan de modo impactante sobre el Támesis en el mastodóntico puente levadizo del London Bridge Tower, los británicos fantasean con el Señor de los Anillos para la ceremonia inaugural.
Y aterrizan con Harry Potter, James Bond, Sherlock Holmes y Los Beatles, junto a un rosario de eventos bajo la óptica del realizador Danny Boyle.
El asunto es que si bien se agranda el protocolo con el arribo de numerosos jefes de Estado o Gobierno, entre ellos la presidenta de Brasil, Dilma Roussef, como figura de Río de Janeiro-2016, los fans están al borde de la histeria.
No todos los días andan en un mismo territorio el astro suizo del tenis Federer, el relámpago jamaicano Bolt (abanderado de su país), los fuera de serie del basquetbol Bryant y LeBron James, y el tritón Phelps, los últimos tres estadounidenses.
Otros que aún no se dejaron ver, como el cubano Dayron Robles, el chino Liu Xiang y el estadounidense Aries Merrit, a priori los astros de los 110 metros con vallas, que le hará competencia al archipopular hectómetro.
Neymar, el brasileño que marcará época en el fútbol, Teddy Riner, cinco veces monarca mundial de los superpesados del judo apuesta de Francia, y los tenistas Novak Djokovic (Serbia), Andy Murray (Gran Bretaña y María Sharapova (Rusia), por el firmamento.
Sin trajes especiales como antaño, las expectativas de primacías mundiales en la natación son limitadas, salvo las probables proezas de Phelps, un Centro Acuático de belleza notable y la nueva pléyade con perspectivas para Brasil también.
Entre latidos de ansiedad e interrogantes por lo que serán los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2012, quedan márgenes de dudas.
Como diría William Shakespeare, las improvisaciones son mejores cuando se las prepara.
Veremos.