Con total seguridad, la lanzadora de peso Lijiao Gong y el luchador húngaro Gabor Hatos tenían el mismo sueño que cualquier deportista que acude a los Juegos Olímpicos: ganar una medalla y disfrutar en el podio de ese momento de gloria por el que han luchado durante cuatro años. Ellos, sin embargo, han cumplido el sueño a medias. Van a recibir la presea, o la han recibido ya, en una fría ceremonia, sin apenas público, porque el metal les ha llegado de rebote por un caso de dopaje.
Los análisis antidopaje están cambiado el medallero de Londres 2012, algo que no es extraño porque ha pasado en anteriores ediciones. Hasta el momento, de los positivos que han salido a la luz, sólo tres afectan a medallistas. El primero se dio a conocer un día después de los JJ.OO, pero los otros dos se han conocido en esta semana, casi tres meses después de que Londres cediera el testigo olímpico a Río de Janeiro.
Nadezhda Ostapchuk tiene el triste honor de ser la primera medallista descalificada. Su positivo se conoció el 13 de agosto, justo al finalizar Londres 2012, y causó mucha impresión porque la bielorrusa, de 32 años (entonces tenía 31), había sido oro en lanzamiento de peso con una marca estratosférica de 21,36 metros, 66 centímetros más que la segunda clasificada, la australiana Valeria Adams, la gran favorita.
A Ostapchuk la habían cazado con metonolona, un anabolizante. Su entrenador confesó que le había metido la sustancia prohibida en la comida sin que ella lo supiera para que mejorase sus marcas porque estaba decaída. Positivo activo o pasivo, la bielorrusa fue descalificada y el podio de peso cambió radicalmente. Adams pasó de la plata al oro, la rusa Eugenia Kolodko subió un escalón del bronce a la plata, y la china Gong se encontró con un inesperado bronce.
Dos casos de dopaje con medallistas implicados en un día
El segundo positivo que ha afectado a un medallista se conoció el 7 de noviembre, y ha afectado a un atleta de lucha libre de la categoría de 74 kilos. El uzbeko de 29 años (entonces 28) Soslan Tigiev dio positivo por methylhexaneamina en un análisis de orina tras competir. El contraanálisis ha confirmado el dopaje, y ahora, el Comité Olímpico Internacional (COI) pide a Tigiev que devuelva su medalla de bronce, su diploma olímpico y su insignia para dárselos al húngaro Hatos, que se ha debido llevar la sorpresa de su vida. Medallista casi 90 días después.
24 horas después del positivo de Tigiev, se ha conocido otro que afecta a otra deportista de la antigua Unión Soviética. Esta vez, a la atleta rusa Daria Pishalnikova, plata en Londres en lanzamiento de disco, que puede ser suspendida de por vida porque no es la primera vez que aparecen esteroides anabolizantes en su sangre. Su caso está todavía en periodo de investigación, aunque si se confirmase el positivo, sería descalificada.
Al ser desposeída de su medalla de bronce, el podio sólo se vería afectado en dos posiciones. La china Li Yanfeng pasaría al segundo escalón, el de Pishalnikova, mientras que el bronce sería para la cuarta clasificada, la cubana Yarelys Barrios. Otra atleta que puede ganar su medalla sin saborear la gloria del podio, aunque sí quedaría su nombre en los libros de historia y anuales deportivos como bronce en Londres 2012. La gloria futura también cuenta.
Los análisis antidopaje están cambiado el medallero de Londres 2012, algo que no es extraño porque ha pasado en anteriores ediciones. Hasta el momento, de los positivos que han salido a la luz, sólo tres afectan a medallistas. El primero se dio a conocer un día después de los JJ.OO, pero los otros dos se han conocido en esta semana, casi tres meses después de que Londres cediera el testigo olímpico a Río de Janeiro.
Nadezhda Ostapchuk tiene el triste honor de ser la primera medallista descalificada. Su positivo se conoció el 13 de agosto, justo al finalizar Londres 2012, y causó mucha impresión porque la bielorrusa, de 32 años (entonces tenía 31), había sido oro en lanzamiento de peso con una marca estratosférica de 21,36 metros, 66 centímetros más que la segunda clasificada, la australiana Valeria Adams, la gran favorita.
A Ostapchuk la habían cazado con metonolona, un anabolizante. Su entrenador confesó que le había metido la sustancia prohibida en la comida sin que ella lo supiera para que mejorase sus marcas porque estaba decaída. Positivo activo o pasivo, la bielorrusa fue descalificada y el podio de peso cambió radicalmente. Adams pasó de la plata al oro, la rusa Eugenia Kolodko subió un escalón del bronce a la plata, y la china Gong se encontró con un inesperado bronce.
Dos casos de dopaje con medallistas implicados en un día
El segundo positivo que ha afectado a un medallista se conoció el 7 de noviembre, y ha afectado a un atleta de lucha libre de la categoría de 74 kilos. El uzbeko de 29 años (entonces 28) Soslan Tigiev dio positivo por methylhexaneamina en un análisis de orina tras competir. El contraanálisis ha confirmado el dopaje, y ahora, el Comité Olímpico Internacional (COI) pide a Tigiev que devuelva su medalla de bronce, su diploma olímpico y su insignia para dárselos al húngaro Hatos, que se ha debido llevar la sorpresa de su vida. Medallista casi 90 días después.
24 horas después del positivo de Tigiev, se ha conocido otro que afecta a otra deportista de la antigua Unión Soviética. Esta vez, a la atleta rusa Daria Pishalnikova, plata en Londres en lanzamiento de disco, que puede ser suspendida de por vida porque no es la primera vez que aparecen esteroides anabolizantes en su sangre. Su caso está todavía en periodo de investigación, aunque si se confirmase el positivo, sería descalificada.
Al ser desposeída de su medalla de bronce, el podio sólo se vería afectado en dos posiciones. La china Li Yanfeng pasaría al segundo escalón, el de Pishalnikova, mientras que el bronce sería para la cuarta clasificada, la cubana Yarelys Barrios. Otra atleta que puede ganar su medalla sin saborear la gloria del podio, aunque sí quedaría su nombre en los libros de historia y anuales deportivos como bronce en Londres 2012. La gloria futura también cuenta.
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