Londres, Aunque "un resbalón no es una caída", los jugadores latinoamericanos, en su mayoría especialistas en polvo de ladrillo, salvo casos contadísimos han fracasado sobre el césped, superficie sobre la que se disputa el torneo de tenis de los Juegos Olímpicos de Londres-2012.
En el Abierto de Gran Bretaña que se juega en el All England Tennis club de Wimbledon, el mismo recinto que desde el 28 de julio hasta el 5 de agosto acogerá a la mayoría de las grandes raquetas del mundo en la cita olímpica, la excepción más reciente fue la sorpresiva final disputada en 2002 por el argentino David Nalbandian, es decir, hace ya una década.
Contra pronóstico, "El Tifón de Unquillo" (por su lugar de nacimiento en la provincia argentina de Córdoba), cayó en aquella edición del torneo del Grand Slam sobre hierba en la final ante el australiano Lleyton Hewitt.
Pero, el "Rey David" siempre fue un jugador atípico y, junto a otros como el actual N.1 del país rioplatense, el tandilense Juan Martín Del Potro, en toda su carrera se ha sentido más cómodo en pistas rápidas que en la arcilla, que debería ser su "elemento natural".
Es célebre la frase acuñada décadas atrás por la leyenda viva del tenis argentino y latinoamericano, Guillermo 'Willy' Vilas, quien en su momento lanzó: "el pasto es para las vacas".
Sin embargo, además de que los bovinos no suelen jugar al tenis, ya sea en pasto o cualquier otro tipo de superficie, y si bien es cierto que al 'Gran Willy', ganador de los otros tres torneos grandes, siempre se le resistió el Abierto londinense, en el que llegó en dos ocasiones sólo a cuartos de final, éste ganó dos veces en Australia y fue otra vez finalista cuando esta prueba se jugaba precisamente sobre 'pasto' (1978-1979, y 1977, respectivamente).
Pero, por aquello de que "para muestra alcanza un botón", en el último Wimbledon, disputado semanas atrás, 'La Torre de Tandil' o 'Delpo', como lo llaman, cayó de manera tempranera en los octavos de final, siendo entonces el último representante de América Latina en liza.
La explicación de este 'handicap' en un continente en que sólo Argentina posee contadísimas canchas de césped, a veces no muy bien mantenidas por una cuestión de costos, entre otros, es que esta superficie exige un juego por completo diferente al que acostumbran practicar los jugadores del otro lado del Océano Atlántico.
En general, los tenistas de 'saque-volea', más adaptados a las superficies rígidas, se sienten más cómodos sobre la hierba, sobre todo porque ésta exige golpes secos y rápidos, con muchas subidas a la red, aunque la bola se desliza mucho más y por lo tanto también requiere un quiebre de muñeca que permita pegarle en la devolución desde más abajo que lo habitual.
Pero, los Juegos Olímpicos significan un envite muy particular para los jugadores de todas partes del mundo, y los latinoamericanos no son la excepción en tanto la justa olímpica no se limita a obtener puntos para el circuito profesional, además de prestigio, sino que hay un componente emotivo que puede crear sorpresas y encumbrar a más de un 'outsider'.
Y, aunque por el momento no se vean los resultados, de la misma manera que los españoles, más concretamente Rafael Nadal (quien no estará en Londres), han superado el tabú del tenis sobre hierba (el manacorí levantó el trofeo de Wimbledon en 2008 y 2010), así como tenistas de otras procedencias se van adaptando cada vez más a la tierra batida, en contrapartida, también alguno de los latinoamericanos puede revelarse de golpe como un gran 'herbívoro'. AFP.
En el Abierto de Gran Bretaña que se juega en el All England Tennis club de Wimbledon, el mismo recinto que desde el 28 de julio hasta el 5 de agosto acogerá a la mayoría de las grandes raquetas del mundo en la cita olímpica, la excepción más reciente fue la sorpresiva final disputada en 2002 por el argentino David Nalbandian, es decir, hace ya una década.
Contra pronóstico, "El Tifón de Unquillo" (por su lugar de nacimiento en la provincia argentina de Córdoba), cayó en aquella edición del torneo del Grand Slam sobre hierba en la final ante el australiano Lleyton Hewitt.
Pero, el "Rey David" siempre fue un jugador atípico y, junto a otros como el actual N.1 del país rioplatense, el tandilense Juan Martín Del Potro, en toda su carrera se ha sentido más cómodo en pistas rápidas que en la arcilla, que debería ser su "elemento natural".
Es célebre la frase acuñada décadas atrás por la leyenda viva del tenis argentino y latinoamericano, Guillermo 'Willy' Vilas, quien en su momento lanzó: "el pasto es para las vacas".
Sin embargo, además de que los bovinos no suelen jugar al tenis, ya sea en pasto o cualquier otro tipo de superficie, y si bien es cierto que al 'Gran Willy', ganador de los otros tres torneos grandes, siempre se le resistió el Abierto londinense, en el que llegó en dos ocasiones sólo a cuartos de final, éste ganó dos veces en Australia y fue otra vez finalista cuando esta prueba se jugaba precisamente sobre 'pasto' (1978-1979, y 1977, respectivamente).
Pero, por aquello de que "para muestra alcanza un botón", en el último Wimbledon, disputado semanas atrás, 'La Torre de Tandil' o 'Delpo', como lo llaman, cayó de manera tempranera en los octavos de final, siendo entonces el último representante de América Latina en liza.
La explicación de este 'handicap' en un continente en que sólo Argentina posee contadísimas canchas de césped, a veces no muy bien mantenidas por una cuestión de costos, entre otros, es que esta superficie exige un juego por completo diferente al que acostumbran practicar los jugadores del otro lado del Océano Atlántico.
En general, los tenistas de 'saque-volea', más adaptados a las superficies rígidas, se sienten más cómodos sobre la hierba, sobre todo porque ésta exige golpes secos y rápidos, con muchas subidas a la red, aunque la bola se desliza mucho más y por lo tanto también requiere un quiebre de muñeca que permita pegarle en la devolución desde más abajo que lo habitual.
Pero, los Juegos Olímpicos significan un envite muy particular para los jugadores de todas partes del mundo, y los latinoamericanos no son la excepción en tanto la justa olímpica no se limita a obtener puntos para el circuito profesional, además de prestigio, sino que hay un componente emotivo que puede crear sorpresas y encumbrar a más de un 'outsider'.
Y, aunque por el momento no se vean los resultados, de la misma manera que los españoles, más concretamente Rafael Nadal (quien no estará en Londres), han superado el tabú del tenis sobre hierba (el manacorí levantó el trofeo de Wimbledon en 2008 y 2010), así como tenistas de otras procedencias se van adaptando cada vez más a la tierra batida, en contrapartida, también alguno de los latinoamericanos puede revelarse de golpe como un gran 'herbívoro'. AFP.