Para la abanderada de la delegación francesa a Londres 2012, la esgrimista Laura Flessel, esos juegos serán la coronación de una extensa carrera durante la cual conquistó una cifra impresionante de galardones en todo el orbe.
Dos medallas olímpicas de oro, seis títulos del mundo, uno de Europa y 15 de Francia, son un ejemplo del extenso palmarés de esta atleta nacida hace 40 años en el departamento ultramarino de Guadalupe.
A Flessel le gusta repetir la anécdota de cómo un día, cuando tenía cinco años, su madre le ofreció un tutu para inscribirla en una escuela de baile y ella rechazó el regalo porque, dice, prefería danzar con una espada.
Se incorporó un año después a un modesto centro de esgrima en su natal localidad de Petit-Bourg, donde los alumnos debían contribuir para comprar los equipos necesarios.
"Como siempre fui imaginativa me las arreglé con mis compañeros para inventar diversos recursos. Hacíamos pasteles, vendíamos cosas en las calles", recuerda la atleta.
A los 18 años logró por fin participar en su primera competencia de nivel internacional, el torneo Panamericano Juvenil de Esgrima 1990, con sede en Cuba, donde sorprendió al agenciarse una medalla dorada.
En un país que es referencia mundial de esta disciplina, y donde volvería a conquistar numerosos galardones en los años futuros, Flessel demostró todas sus posibilidades.
A principios de la década del 90 se trasladó al territorio metropolitano francés y se incorporó al Racing Club para continuar su preparación que la llevó, seis años después, a convertirse en doble campeona olímpica en Atlanta 1996.
"Estos resultados se explican por el trabajo, no hay nada por nada. Yo soy muy organizada y me esfuerzo mucho", precisa.
Respecto a su condición de abanderada del grupo galo, aseguró que es un honor y una responsabilidad conducir a unos 340 atletas al evento más importante del globo.
Ella fue seleccionada el 14 de mayo por encima de Tony Parker, quien juega en la liga estadounidense de baloncesto.
Para la mayoría de las personas la opción no causó sorpresa y la consideraron un reconocimiento a una atleta que asistirá a sus quintas y últimas competencias olímpicas y ha dado a su país grandes satisfacciones en la arena internacional.
Sobre la importancia del evento, asegura que los deportistas en estos juegos son portadores de un mensaje de paz y fraternidad, allí no se habla de temas polémicos y se genera un ambiente de esperanza, de amor y de competencia, precisa.
Tampoco tiene ninguna duda sobre lo que ocurrirá después: "mi carrera se va a detener el 30 de julio por la noche, el día de la espada femenina. A través de esta bandera agradeceré a todos los que me acompañaron durante estos años", declaró.
Dos medallas olímpicas de oro, seis títulos del mundo, uno de Europa y 15 de Francia, son un ejemplo del extenso palmarés de esta atleta nacida hace 40 años en el departamento ultramarino de Guadalupe.
A Flessel le gusta repetir la anécdota de cómo un día, cuando tenía cinco años, su madre le ofreció un tutu para inscribirla en una escuela de baile y ella rechazó el regalo porque, dice, prefería danzar con una espada.
Se incorporó un año después a un modesto centro de esgrima en su natal localidad de Petit-Bourg, donde los alumnos debían contribuir para comprar los equipos necesarios.
"Como siempre fui imaginativa me las arreglé con mis compañeros para inventar diversos recursos. Hacíamos pasteles, vendíamos cosas en las calles", recuerda la atleta.
A los 18 años logró por fin participar en su primera competencia de nivel internacional, el torneo Panamericano Juvenil de Esgrima 1990, con sede en Cuba, donde sorprendió al agenciarse una medalla dorada.
En un país que es referencia mundial de esta disciplina, y donde volvería a conquistar numerosos galardones en los años futuros, Flessel demostró todas sus posibilidades.
A principios de la década del 90 se trasladó al territorio metropolitano francés y se incorporó al Racing Club para continuar su preparación que la llevó, seis años después, a convertirse en doble campeona olímpica en Atlanta 1996.
"Estos resultados se explican por el trabajo, no hay nada por nada. Yo soy muy organizada y me esfuerzo mucho", precisa.
Respecto a su condición de abanderada del grupo galo, aseguró que es un honor y una responsabilidad conducir a unos 340 atletas al evento más importante del globo.
Ella fue seleccionada el 14 de mayo por encima de Tony Parker, quien juega en la liga estadounidense de baloncesto.
Para la mayoría de las personas la opción no causó sorpresa y la consideraron un reconocimiento a una atleta que asistirá a sus quintas y últimas competencias olímpicas y ha dado a su país grandes satisfacciones en la arena internacional.
Sobre la importancia del evento, asegura que los deportistas en estos juegos son portadores de un mensaje de paz y fraternidad, allí no se habla de temas polémicos y se genera un ambiente de esperanza, de amor y de competencia, precisa.
Tampoco tiene ninguna duda sobre lo que ocurrirá después: "mi carrera se va a detener el 30 de julio por la noche, el día de la espada femenina. A través de esta bandera agradeceré a todos los que me acompañaron durante estos años", declaró.